Crónica de un fin.

sábado, 27 de octubre de 2012

Cada golpe, cada paso, más oscuro al anterior.
Cada lágrima sigue doliendo, sigue ardiendo,
y el sentimiento de culpa invade el espacio,
se expande como el más letal de los gases,
y lo respirar a bocanadas, mientras te ahogas en la cama,
pidiendo auxilio, mas nadie te escucha.

Oyes cerca el fin, puedes ver una luz al final del último llanto,
distingues formas, colores, pero se destiñen, se vuelven grises,
las lágrimas empañan tus ojos, y el miedo tu corazón;
opaco, como el cristal empapado por la lluvia,
opaco como la visión de mí mismo;
oscuro.

Y entre la destrucción y el llanto, quedan los escombros,
los cimientos rotos tras un terremoto feroz,
todo vuelve a temblar, quizás por última vez,
tú mismo tiemblas, más que nunca,
el temblor recorre todo el cuerpo,
escapa por la boca y lo vuelves a respirar.
Y de repente...

Silencio. Está volviendo a ocurrir. Te vuelves a descomponer y vuelves a necesitar la brújula. Los polos se han desimantado y todo gira, todo da vueltas.

Silencio. El cielo está volviendo a caer. Te cobijas en un portal y esperas a que todo pase, no quieres que un pedazo de cielo acabe contigo de nuevo.

Silencio. Te has perdido, pero te vuelves a encontrar en la magnificencia de la oscuridad más densa. Respirar y lloras frente a la pared.

Silencio. Te he vuelto a ver y el silencio me ha envuelto. Las palabras se atascaban y vuelvo a irme a casa con el silencio, juntos. A casa o a algún lugar que no conoces, con la luz...

Silencio. Silencio, por favor...

D.B.

Gris.

martes, 23 de octubre de 2012

Quizás entre las sombras de la noche pude distinguir un cuerpo,
una sombra erguida, silenciosa, misteriosa,
alejándose lenta, de pronto corriendo, de pronto desapareciendo,
como un sueño, que se escapa, que no te pertenece:
eras tú.

Te fuiste, desperté y te fuiste, y grité,
el más triste llanto empezó a vivir en mí,
las calles se tiñeron de gris,
la gente se tiñó de gris,
el gris de las nubes se tiñó de gris oscuro,
y el silencio, gris, se expandió en esta habitación.

Entre grises vivo ahora,
mas ya no veo sombras oscuras,
ya no te irás al despertar,
porque no estás, porque volaste,
porque te hice volar,
porque te perdí;
como perderé al gris, rompiendo el silencio con el llanto.

D.B.

Hacerse mayor...

lunes, 15 de octubre de 2012

     Hace mucho tiempo que dejé la prosa para escribir en verso en este blog, pero a veces se necesita articular frases más largas para expresar cómo se siente uno en una noche. Ver fotos antiguas de uno mismo siempre hace abrir una parte oxidada de uno mismo, una parte que a veces dejamos de lado con el día a día, pero realmente esa es la parte que nos ha hecho ser lo que somos. Recordad los inicios, la infancia, la adolescencia... siempre trae recuerdos, allí creamos la semilla de lo que somos hoy, es allí donde escondimos nuestros más oscuros secretos o donde cavamos la fosa para esconder los venideros. 

     Como una frase de Laura Pausini: "He buscado en mi pasado porque ahí dijeron que está la verdad". A veces, escapar del presente tormentoso y volar hacia atrás es la mejor de las opciones, para saber quiénes fuimos y nunca olvidar quiénes somos, para conocer quién estuvo realmente siempre con nosotros, quién apareció por casualidad y se convirtió en tu vida, a quién has perdido y por qué, conocer todos tus errores para que nunca vuelvan a suceder.

     Yo mismo he conseguido superar dificultades, atravesar barreras, subir muros, saltar por encima del mundo para que no me atropellara y ahora me estoy dejando pasar por encima. No. Debo crecer, asumir las consecuencias de cada acto, ser valiente y no llorar más por la tormenta que provoqué mil y unas veces, volver a trepar la montaña: "there's always gonna be another mountain, I'm always gonna wanna make it moves". SIEMPRE hay otra montaña.

     Quizás hoy haya redescubierto quién soy, qué hago aquí, qué es lo que quiero, mirando atrás sé que tendré la fuerza de mirar al futuro, de agarrarlo y convertirlo en lo que yo quiero, de dejar en stand by ciertas cosas que aún duelen, ciertas heridas no cicatrizadas y que lo harán habiéndome encontrado hoy de nuevo a mí mismo, pero un "yo mismo" mejorado, más consecuente, más mayor, con una gran sonrisa venga lo que venga. 


Niebla.

lunes, 8 de octubre de 2012

Corro por el bosque, hace frío,

y me detengo, me respaldo contra un árbol
para no caer, para no llegar al frío suelo,
cierro los ojos, escucho el silencio,
y una pequeña lágrima empieza su camino,
recorre mi mejilla, llega a la comisura de mis labios,
y bebo de mi dolor,
lo puedo sentir, frío, como el hielo...

Has corrido al bosque para alejarte del dolor,
de la destrucción que causaste,
has corrido para borrar los escombros de tu mente,
y te persiguen, porque el fuego quemó tu vida,
el fuego quemó todo lo que tenías,
y tú provocaste el fuego,
tú mismo lo incendiaste todo,
y ves los escombros en tu mente.

Como toda la destrucción, destruiste tu interior,
acabaste con todo,
no fuiste consciente, no pensaste,
y ahora pagas;
y pagarás.

Vuelves a cerrar los ojos,
te repites que todo irá bien,
y sabes que estas llegando a la locura,
estás rodeado por la niebla, 
siente el frío y la lágrima se congela...

D.B.

Autodependencia

Dejo hoy un cuento de Jorge Bucay cuyos libros me ayudan tanto estos días. Quizás sea una de las personas que más admiro y a la que más le tengo que agradecer, porque muchas veces ha secado mis lágrimas y me ayuda a conocerme cada día un poco más, cambiando cosas, cerrando puertas porque hace frío...

"Me acuerdo siempre de esta escena:
Mi primo, mucho más chico que yo, tenía tres años. Yo tenía uno doce...
Estábamos en el comedor diario de la casa de mi abuela. Mi primito vino corriendo y se llevó la mesa ratona por delante. Cayó sentado de culo en el piso llorando.
Se había dado un golpe fuerte y poco después un bultito del tamaño de un carozo de durazno le apareció en la frente.
Mi tía que estaba en la habitación corrió a abrazarlo y mientras me pedía que trajera hielo le decía a mi primo: Pobrecito, mala la mesa que te pegó, chas chas a la mesa..., mientras le daba palmadas al mueble invitando a mi pobre primo a que la imitara... Y yo pensaba: ¿...? ¿Cuál es la enseñanza? La responsabilidad no es tuya que sos un torpe, que tenés tres años y que no mirás por dónde caminás; la culpa es de la mesa. La mesa es mala.
Yo intentaba entender más o menos sorprendido el mensaje oculto de la mala intencionalidad de los objetos. Y mi tía insistía para que mi primo le pegara a la mesa...
Me parece gracioso como símbolo, pero como aprendizaje me parece siniestro: vos nunca sos responsable de lo que hiciste, la culpa siempre la tiene el otro, la culpa es del afuera, vos no, es el otro el que tiene que dejar de estar en tu camino para que vos no te golpees...
Tuve que recorrer un largo trecho para apartarme de los mensajes de las tías del mundo.
Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña. Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño. Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de participación en los hechos.
Tengo que darme cuenta de la influencia que tiene cada cosa que hago. Para que las cosas que me pasan me pasen, yo tengo que hacer lo que hago. Y no digo que puedo manejar todo lo que me pasa sino que soy responsable de lo que me pasa porque en algo, aunque sea pequeño, he colaborado para que suceda. Yo no puedo controlar la actitud de todos a mi alrededor pero puedo controlar la mía. Puedo actuar libremente con lo que hago. Tendré que decidir qué hago. Con mis limitaciones, con mis miserias, con mis ignorancias, con todo lo que sé y aprendí, con todo eso, tendré que decidir cuál es la mejor manera de actuar. Y tendré que actuar de esa mejor manera. Tendré que conocerme más para saber cuáles son mis recursos. Tendré que quererme tanto como para privilegiarme y saber que esta es mi decisión. Y tendré, entonces, algo que viene con la autonomía y que es la otra cara de la libertad: el coraje. Tendré el coraje de actuar como mi conciencia me dicta y de pagar el precio. Tendré que ser libre aunque a vos no te guste. Y si no vas a quererme así como soy; y si te vas a ir de mi lado, así como soy; y si en la noche más larga y más fría del invierno me vas a dejar solo y te vas a ir... cierra la puerta, ¿viste? porque entra viento. Cierra la puerta. Si esa es tu decisión, cierra la puerta. No voy a pedirte que te quedes un minuto más de lo que vos quieras. Te digo: cierra la puerta porque yo me quedo y hace frío. Y esta va a ser mi decisión. Esto me transforma en una especie de ser inmanejable. Porque los autodependientes son inmanejables. Porque a un autodependiente solamente lo manejas si él quiere. Esto significa un paso muy adelante en tu historia y en tu desarrollo, una manera diferente de vivir el mundo y probablemente signifique empezar a conocer un poco más a quien está a tu lado.
Si sos autodependiente, de verdad, es probable que algunas personas de las que están a tu lado se vayan... Quizás algunos no quieran quedarse. Bueno, habrá que pagar ese precio también. Habrá que pagar el precio de soportar las partidas de algunos a mi alrededor y prepararse para festejar la llegada de otros (Quizás...)"

JORGE BUCAY