La tormenta perfecta

jueves, 10 de noviembre de 2011

       Un día después de que la prima de riesgo Italiana rompiera su techo, Sarkozy y Merkel han hecho públicas sus pretensiones de conseguir que la eurozona se reduzca, sea más compacta y se establezcan diferentes "velocidades" de crecimiento. Los cimientos de la Unión se tambalean, parece ser que las cargas explosivas de la deuda adquirida por algunos países los ha dinamitado. Hemos llegado a un punto desconocido hasta ahora, un punto en el que importa salvar a toda costa "lo que queda", aislar a los enfermos, establecer una cuarentena a los infectados y poner a salvo a los sanos (o relativamente sanos).

      Se ha llegado demasiado lejos con el endeudamiento. Algunos países se han vendido prácticamente, ¿Qué queda del crecimiento de hace unos años? ¿Qué queda de ese espíritu europeo de raciocinio, de ese espíritu de unión? Nada. Estas intenciones dejan claro que el modelo europeo está en crisis, aunque algunas medidas como la creación de los eurobonos dejan entrever un ápice de aquellas viejas buenas intenciones.

      Primero Grecia, Portugal después y ahora Italia. Y me viene una pregunta a la cabeza, ¿Cuánto tardará España? En un primer momento, yo mismo veía lejano un rescate a España, muy lejano, pero no lo veo así en estos momentos. Las Autonomías se han endeudado hasta límites inimaginables, han asumido competencias provocando que en España actualmente existan 17 sistemas educativos y 17 sistemas sanitarios, entre otros descabellados planes. Mientras Europa se unía, nosotros nos separábamos, siempre nadando a contracorriente a través de la historia.

      No paran de repetirnos que nuestro país es sólido, pero realmente yo ahora tengo mis dudas. La reforma constitucional para incluir el artículo del techo de deuda de las autonomías ya nos da la sospecha de que el tema es muy preocupante, una reforma constitucional deprisa y corriendo, en verano, para no causar alarma, no mermar más la confianza en nuestro país.

       Caídas de los selectivos, subida de las primas de riesgo, deudas titánicas, dirigentes incompetentes, paro, desempleo, bajada del poder adquisitivo, más despidos, rescates, caídas de países y nacionalismos nos están arrojando a un abismo en el que España cada vez ve la luz más lejana, un abismo en el que Grecia, Portugal e Italia han caído ya y cuyos gritos económicos reverberan en los oídos de inversores, agencias de calificación y especuladores.

    Una tormenta perfecta, realmente.


David Bayona

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