Tesoro perdido

miércoles, 4 de mayo de 2011

Cada mañana yo solía sonreír pensando en ti,
cada segundo yo solía respirar,
porque tú me dabas aire,
cada tarde yo solía saltar de felicidad al verte,
pero cada madrugada no tenía que soñar,
porque te tenía, porque tenía mi tesoro,
mis sueños eran realidad.

Ahora cada mañana ya no sonrío pensando en ti,
me invade la tristeza,
cada segundo ya no suelo respirar,
no me das tú aire,
cada tarde yo ya no salto de felicidad,
porque ya no te veo,
pero tampoco sueño cada madrugada,
porque no duermo, no vivo,
me aferro a recuerdos para no morir.

Y es que cuando eres tú mismo el que entierra tu tesoro,
la vida pierde aún más el sentido,
tus días se desmoronan,
tus ojos sólo lloran,
y tu cabeza sólo grita un nombre,
un lugar,
una fecha,
un adiós.

0 comentarios: