Dejé la luna sobre el cielo,
el agua sobre el mar,
ábrí los brazos,
tomé aire,
y salté.
Grité,
perdí voz,
lancé recuerdos,
expropié corazones,
y quise haber podido cambiar.
Pero las formas no fueron correctas,
los nervios no tuvieron control,
disparé mi ira retenida,
estalló en tu corazón,
y ahora en el mío.
Ya no siento nada,
erré en mis actos impulsivos,
nadé entre océanos de miedo y odio
y miré por última vez la luna redonda y pura,
antes de caer hacía el infinito que será nuestro hogar por siempre.
D.B.
Crimen.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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